LA CIGARRA DEL OCTAVO DÍA

En febrero de 1985, sin habérselo propuesto inicialmente, Kiwako secuestra el bebé de seis meses de la mujer de su amante. Poco tiempo antes se había visto obligada a abortar apremiada por el hombre, y como consecuencia de ello también quedaría estéril. El abandono del amante y las humillaciones a las que se ve sometida por la mujer de éste al descubrir la existencia de Kiwako, hacen que ésta tome a la desesperada la decisión del secuestro en un momento de descuido de la pareja. A partir de entonces lo único que tiene claro es que debe huir y esconderse de quien quiera arrebatarle a la niñita a la que a llamará Kaoru. El amor y los cuidados que profesa a la niña no hacen sospechar que no se trate realmente de una solícita madre al cuido de su hija. Kiwako teje en torno a ellas una vida de mentiras que las conduciría una y otra vez hacia situaciones inestables, dramáticas, y que iría creando para ambas un futuro poco alentador.
Con un título que viene a ser una alegoría de toda la historia, la autora relata la dramática vida de dos mujeres que deja abiertos muchos interrogantes a los que el lector se verá interpelado a contestar. ¿Por qué, por qué yo?, será la pregunta que se haga Kaoru cuando ya es mayor y es consciente de las consecuencias que los actos de Kiwako acarrearon no solo a ellas mismas, sino a las personas con las que se relacionarían. La segunda parte del libro corre paralelo a la primera. ¿Quiénes son las víctimas de toda esta tragedia? ¿Cómo se pueden digerir y dirigir los afectos? La autora aprovecha uno de los lugares de acogida para Kiwako y Kaoru para plantear el problema de la ideología de género, y las sectas naturalistas de forma acertada aunque sin profundizar innecesariamente.

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