AGUA SALADA

El novelista norteamericano Charles Simmons (Nueva York, 1924) realiza en Aguas Saladas, publicada en 1998, un homenaje a Primer Amor, la famosa novela corta del clásico ruso Iván Turguénev. Ambientada durante las vacaciones de verano de 1963, la acción transcurre en un pequeño lugar de la costa atlántica de Estados Unidos. Como sucede en el título en el que se inspira, el joven protagonista y narrador, de quince años, se enamora de una vecina, cinco mayor que él, hija de emigrantes rusos. Después de un haber caído víctima de su atractivo físico y de su misteriosa personalidad, descubre que en realidad quien ha logrado mantener una relación con ella ha sido su propio padre, lo que le desmoraliza profundamente.
El proceso de cambio y maduración que experimenta el joven durante los días previos a la tragedia que pone fin a la historia, queda bien reflejado en las dudas y vacilaciones que manifiesta su desconcertado estado de ánimo. La presencia de su madre, que parece no sospechar nada de lo que ocurre a su alrededor, aunque tal vez sólo lo finja para no dejar mal a su marido, sirve de contrapunto a la tensión generada entre padre e hijo, por los celos y por la desilusión que siente el protagonista al descubrir la debilidad paterna por el sexo femenino El desarrollo argumental está localizado en una época, lugar y entorno sociocultural muy diferentes a los que imaginó Turguénev en su Rusia natal, en 1860. Sin embargo el trasfondo pasional que envuelve a los personajes centrales es muy similar. Amor y sexo, inocencia y refinada seducción, conviven de la misma forma en unos y en otros, aunque se manifiesten externamente de un modo más crudo en el texto de Simmons. Muy bien escrita, en términos realistas, matizados por la corta edad atribuida del narrador, la novela pone de manifiesto la indefensión y la vulnerabilidad a las que se exponen quienes sienten verdadero y generoso amor frente a quienes están del lado del egoísmo y del deseo. Sin embargo, a pesar de eso, el protagonista, al evocar los hechos, cuando ya es mayor de lo que lo era su padre aquel verano rememorado, afirma convencido que nadie puede arrepentirse de algo tan noble como haber amado a alguien de verdad. El uso de términos obscenos en los pasajes dialogados y la evidente sensualidad que predomina entre el grupo de amigos reunidos en la población veraniega, distan mucho de la elegante y discreta melancolía romántica que caracteriza al modelo ene l que se inspira el autor.

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