EL COLEGIO DE LOS ANIMALES MÁGICOS. 4: ¡QUE ALUCINE!

Margit Auer cuenta en ¡Que alucine! El colegio de los animales mágicos como el colegio Wintersteinno no se diferencia de cualquier otro salvo por contar con una profesora muy especial, Miss Cornfield, quien, además de enseñar a sus alumnos, sabe en cada momento cuál de ellos necesita más ayuda. Gracias a ella, la tienda de animales mágicos suministra a los niños con problemas una mascota que les sirva de compañía y consuelo. Su aspecto es el de un peluche aunque, por arte de magia, sus dueños los ven vivos y son capaces de hablar con ellos. En este cuarto episodio de la serie a la que esta historia pertenece, Finja, una niña tímida y asustadiza y Silas, el matón de la clase, reciben sus animales de compañía, un koala y un cocodrilo respectivamente. La acción se desarrolla a lo largo de la semana que dura un viaje de fin de curso que realizan juntos los veinticuatro alumnos de miss Cornfield, acompañados por otro profesor y el director del colegio. La trama gira en torno a la transformación que el hecho de estar fuera de casa y contar con el apoyo de su animal mágico, provoca en los dos niños, Silas y Finja, que en ese momento eran los más inadaptados del curso. La autora inscribe hábilmente una problemática de fondo de índole psicológica en un argumento bien planteado que trata de los momentos de diversión que surgen durante unos días de estrecha convivencia entre compañeros de estudios. Al conocerse más y mejor, fuera del ámbito escolar, desaparecen prejuicios, temores y rencillas para dar paso a actitudes más solidarias y de mutua comprensión y aceptación.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa