ÉRASE UNA ALDEA SIN SUERTE

Narra este cuento cómo una pequeña aldea, plácida y alegre, llegó a desaparecer, convertida en un terreno yermo. Al principio de la historia, aunque sus habitantes eran pobres, vivían satisfechos y tranquilos. Con el tiempo, sintieron envidia de la mayor prosperidad de otros pueblos vecinos y quisieron volverse ricos con poco esfuerzo. Las fuerzas vivas del lugar acudieron a la cabaña de una anciana que preparaba pociones y ungüentos curativos y le pidieron que les fabricara un amuleto de la suerte. La pobre mujer hizo lo que pudo, sin tener mucha idea, y a partir de ahí todo fueron desgracias para los avariciosos vecinos, cegados por el afán de apropiarse del mencionado talismán. Solo un cabrero, que vivía alejado con su rebaño, se libró de tanta desdicha al permanecer al margen de las ambiciones y sueños de los demás, mientras que el resto acabó abandonando la aldea. La obra, de ambientación vagamente medieval, está escrita con un tono que evoca los antiguos relatos castellanos, al estilo del Conde Lucanor, pero totalmente modernizado, tanto en la técnica como en el lenguaje. Impregnada de humor y con una intención de fondo muy precisa, su lectura resulta divertida a la vez que enseña a recurrir al trabajo y al sentido común, antes que a la magia, para obtener lo que se desea.

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