LOS AÑOS LIGEROS. CRONICAS DE LOS CAZALET 1

Los años ligeros es la primera novela de la serie de cinco titulada Crónicas de los Cazalet que la escritora inglesa Elizabeth Jane Howard (1923-2014) dedicó a narrar la historia de una familia inglesa de la alta burguesía londinense, a lo largo de las décadas centrales del siglo XX. La acción se sitúa entre 1937 y 1938, y refleja la evolución de tres generaciones de una familia de comerciantes de maderas, los abuelos, tres hijos con sus respectivas consortes y una hija soltera, además de cuatro nietos y cuatro nietas.
La autora, bailarina y actriz antes de dedicarse a escribir y casada con el escritor Kingsley Amis durante cerca de veinte años, refleja en la primera parte de esta novela el ambiente de despreocupada ligereza en que vivían los burgueses de la metrópolis inglesa en las vísperas de la desaparición del Imperio Británico. Tanto en los meses invernales en Londres como en el verano en la finca del campo, los refinados Cazalet solo se preocupan de sobrellevar con elegancia una estrecha convivencia familiar intergeneracional que resultaba compleja por el gran número de miembros implicados en ella y por lo diferentes que estos resultaban entre sí. Los detalles del discurrir de sus vidas cotidianas, libres de estrecheces pero llenas de inquietudes derivadas, sobre todo, de la inconsistencia de su forma de vivir, forman un entramado novelístico realista, desarrollado con agilidad, donde pueden percibirse ciertos matices autobiográficos. La segunda parte, que transcurre a lo largo del verano de 1938, cobra un carácter opresivo, en tanto que se deja sentir la amenaza de una guerra no inminente pero que, antes o después, se percibe que acabaría por llegar. Tanto el abuelo como sus hijos recuerdan lo ocurrido en la guerra anterior, donde uno de ellos quedó mutilado, y toman medidas para preparase ante una posible invasión alemana o al menos para soportar unos bombardeos que se adivinan muy destructivos por primera vez en la historia europea. Menos amena pero más significativa en cuanto al contenido, en tanto que pone de manifiesto la ausencia de un sentido de la vida capaz de afrontar la adversidad, la parte final supone un avance muy destacable en el trazado de situaciones y personajes y despierta interés hacia las sucesivas entregas de la saga. El estilo, sobrio y estéticamente poco elaborado, no encierra matices expresivos delicados pero cuenta con una adjetivación precisa y eficaz para perfilar de forma nítida tanto los diálogos como los pasajes narrados en tercera persona. En el contenido queda patente que los personajes principales se esfuerzan en guardar una rigurosa corrección formal, aunque carecen de principios morales sólidos a los que ajustar su conducta. De modo indirecto se alude a relaciones adúlteras y se insinúan inclinaciones homosexuales aunque se evita entrar de lleno en detalles al respecto.

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