VOLAR EN CÍRCULOS

Memorias del novelista John Le Carré (n.1931) pseudónimo de David John M. Cornwell (Poole, Reino Unido,1931) estudiante en Oxford y Berna, miembro del Servicio de Inteligencia británico (MI5) y una de las figuras más representativas del género de espías, algunas de cuyas obras han sido llevadas a las pantallas de cine y TV.
El relato, redactado “desde mi escritorio” como afirma el autor, se despliega en círculos que, como el vuelo de las águilas, giran en torno al pasado de un Le Carré que a sus 84 años conserva la frescura de la juventud sumada al sosiego irónico logrado en la madurez. La flema británica preside el relato de los episodios en los que figuraba, bien como testigo más o menos cualificado, o como protagonista de la acción, narrada con un estilo sobrio y elegante que se ajusta a las circunstancias y al ambiente de la época en la que se desarrollaron los hechos. No sigue el autor un orden cronológico, sino que se traslada desde sus iniciales funciones de espía, ocultas bajo capa diplomática en los años de la Guerra Fría, hasta el logro del éxito dentro del mundo editorial, primero y cinematográfico después siguiendo una trayectoria irregular como la de las aves al volar. Su novela El espía que surgió del frío llevada al cine con Richard Burton como protagonista en 1965 le abre las puertas de la fama en el ámbito de la literatura y en los medios privilegiados de Hollywood. Nuevos títulos, como El Topo, La Casa Rusia, La gente de Smiley, La Chica del Tambor, le convierten en una celebridad cuya presencia se disputan los más selectos medios de la política, la prensa, el arte y la cultura a escala internacional. Invitado por Presidentes y Primeros ministros (Francesco Cossiga, Margaret Thatcher) recibido en plena crisis palestina por Yasser Arafat, con amigos judíos cazadores de nazis y enviado especial en graves conflictos armados en África y Asia, utiliza sus experiencias como tema de sus novelas. Se refiere con igual naturalidad y sencillez a sus éxitos y fracasos, momentos afortunados y tristes a personas amables y antipáticas. Amigos y enemigos, rivales y envidiosos a los que considera como la cara y cruz de una vida que afronta, unas veces con británico sentido del humor y otras con ironía punzante matizada de escepticismo. Se muestra agradecido hacia las personas que le guardaron afecto y fidelidad y no juzga con amargura a los que le hicieron daño o no compartieron algunos de sus puntos de vista en el mundo de la literatura y el cine o en ámbitos controvertidos de índole social o política.

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