- Editorial: GALAXIA GUTENBERG
- Año de edición: 2017
- Materia: Novela biográfica
- ISBN: 978-84-16734-78-8
- Páginas: 200
- Encuadernación: Cartoné
- Colección: Narrativa
- Idioma: Español
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Jesús Ruiz Mantilla, cronista musical del diario El País, recrea en esta biografía novelada la vida de Carlo María Broschi (1705-1782) conocido por el nombre de Farinelli, uno de los más famosos cantantes castrados de todos los tiempos. Nacido en el reino de Nápoles, en una familia de la baja nobleza, parece que su padre le llevó a operar a los diez años no tanto por necesidad económica, móvil habitual de este tipo de mutilaciones, sino para que no perdiera el timbre de su maravilloso modo de cantar.
La obra se supone escrita por el protagonista quien, poco antes de morir en su retiro de Bolonia, narra en primera persona tanto los éxitos profesionales que desde muy joven le procuró su prodigiosa voz como sus problemas personales derivados de la necesidad de cambiar de monarca patrocinador o de no encontrarse a gusto en el país donde estaba contratado. Entre viajes y traslados, Farinelli enumera los muchos conciertos que dio, el tipo de música que interpretaba y los cambios que su técnica experimentó con el paso del tiempo para no dañar sus cuerdas vocales. En paralelo, menciona sus desencuentros con Haendel en Inglaterra, los generosos apoyos de que fue objeto en distintos lugares para orientar su tarea y lo feliz que fue cuando pudo contar en sus actuaciones con la música compuesta por su hermano Riccardo. Como marco de la vida de un artista que disfrutó del favor de reyes y emperadores, el autor describe el ambiente barroco de las cortes europeas en el Siglo de las Luces y el lujo de los cortesanos en contraste con la pobreza del pueblo. Dividida en dos partes, la obra dedica la primera a las actuaciones en distintos países europeos mientras que la segunda se ciñe a los veintidós años que Farinelli pasó en España donde al principio cantaba para aliviar los trastornos psicológicos de Felipe V y después en la corte de su hijo Fernando VI y Bárbara de Braganza. Tras el fallecimiento prematuro del joven rey su sucesor Carlos III, más aficionado a la caza que a la música, le ordenó salir de España aunque le asignó una generosa pensión. La problemática íntima derivada de su condición de castrado da lugar al autor a atribuir a su personaje, piadoso creyente, un fuerte rechazo hacia la Iglesia Católica, a la que acusa de gozar del arte de estos cantantes y a la vez rechazarlos como seres humanos al impedirles que contrajeran matrimonio. Ruiz Mantilla no tiene en cuenta que en aquella época, los castrati lo eran por voluntad de sus familiares, debido a un afán de fama o de lucro, y luego buscaban, donde fuera, contratos para sobrevivir.
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