(Saint Paul, Minnesota, 1896 - Hollywood, California, 1940)
Bautizado con el nombre de Francis Scott Key en honor al abogado y escritor estadounidense autor de la letra del himno nacional de su país, creció en el seno de una familia de escasos recursos económicos a pesar de que su madre, descendía de una acaudalada familia de origen irlandés. Toda su vida estuvo marcada por la fascinación por el dinero y los sueños de gloria. Aficionado desde pequeño a la lectura, se inició en el mundo de la literatura con tan solo quince años publicando en la revista de su colegio poemas y relatos cortos. Logró cumplir su sueño de juventud de estudiar en una prestigiosa universidad americana, al ingresar en la de Princeton, pero no llegó a graduarse. Y aunque se alistó en el ejército para combatir en la I Guerra Mundial, tampoco fue movilizado. Tres años después, el autor de Suave es la noche, El palacio de hielo, Día de mayo y El curioso caso de Benjamin Button, contrajo matrimonio con Zelda Sayre y, en octubre de 1921, la pareja tuvo una hija. Integrante junto a William Faulkner y Ernest Hemingway de la terna que preside la novelística estadounidense del siglo XX, tal vez fuera Scott Fitzgerald el autor más típico de la Generación Perdida. En el año 1924 los Fitzgerald viajaron a la Riviera francesa. En cinco meses terminó El gran Gatsby (1925), donde se expone la persecución del éxito. Considerada como su gran obra maestra, se vendió mal pese a haber recibido buenas críticas. Su mujer estuvo hospitalizada periódicamente desde 1930 hasta su muerte en 1948 por problemas mentales, le diagnosticaron esquizofrenia en 1932, -moriría en 1948, durante el incendio de la clínica donde estaba confinada-, y Francis mientras nadaba en el alcoholismo, pero a pesar de todo continuó escribiendo sobre todo para revistas. Al final de su vida, Fitzgerald vendió guiones a Hollywood para sobrevivir.