60 PREGUNTAS SOBRE CIENCIA Y FE

Quizá sea éste un libro cuya lectura debiera iniciarse con una ojeada a su última página. Porque en ella se resumen las más recientes encuestas publicadas en torno a la creencia en Dios de los científicos que trabajan en Estados Unidos, país a la cabeza de la ciencia y de la tecnología modernas, como es bien sabido. Junto al habitual y casi obligatorio porcentaje de quienes optan por el “no sabe, no contesta” –en este caso del 4 % de los científicos encuestados–, un relevante 48 % de la élite intelectual afirma creer en un Dios personal o en ser supremo equivalente. El 48 % restante se manifiesta partidario del ateísmo, del agnosticismo o de la indiferencia práctica ante esta cuestión. Por tanto, esta obra subraya el empate técnico de las personas supuestamente más inteligentes con respecto a la cuestión de Dios.
Los editores del presente libro cuidan, obviamente, de deslindar el espinoso asunto de la metodología, ejemplificada ya desde principios del siglo XX con la comparación del astrofísico Arthur S. Eddington: arrastrar por el fondo del mar una red cuyas mallas dejan paso a peces de un centímetro no permite saber si en aquellas profundidades existen o no peces más pequeños. La cuantificación propia del método físico ignorará la presencia o ausencia de los seres espirituales, que son tan reales o más que los materiales.
Sorteado este a priori metodológico, los veintiséis profesores seleccionados fueron los que también individuaron las sesenta cuestiones fronterizas entre ciencia y fe que resultan más controvertidas en sus respectivas áreas de trabajo: Filosofía de la ciencia, Biología, Astrofísica, Lenguaje científico, Ingeniería química, Ecología, Estadística e Investigación operativa, Genética, Física de la Materia Condensada y un largo etcétera.
En cuanto a los temas más sugerentes, destacan, por ejemplo, varios capítulos dedicados al “diseño inteligente”.
Por honestidad informativa, cabría decir que algunos de los colaboradores en esta obra conjunta no logran hacerse entender demasiado, lógicamente por el alto nivel técnico de sus explicaciones, pero quizá esto contribuye a la incontestable autoridad científica del conjunto de estas páginas. Los sesenta capítulos aportan, además, una breve, pero útil, bibliografía para que el lector pueda profundizar en las cuestiones expuestas (es decir, no se trata de una bibliografía de relleno).
En definitiva, estamos ante un recomendable ensayo de apologética moderna, que introduce con tino en las aparentes controversias que pudieran invocarse hoy en día entre la ciencia y la fe.
Reseña cedida por la Revista Palabra

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