A PESAR DE PLATÓN

Es injusto y anacrónico acusar de misoginia y de machismo a los autores de la Antigüedad. Ya con esto bastaría para criticar y oponerse a este ensayo que busca desentrañar el papel de la mujer en la filosofía clásica, refutando toda la perspectiva platónica. Ahora bien, no se trata de un libro histórico, sino realmente creativo y novedoso. La autora no escoge figuras de mujeres, sino que las saca del inventario cultural de los griegos para dotarlas de personalidad filosófica, por decirlo así.
La obra se publicó en 2009 y ahora se reedita, tras estar algún tiempo agotada y aprovechando el interés por la dimensión femenina de la historia. En concreto son cuatro. En primer lugar, Penélope, en cuyo rastreo la autoría se fija en la obra homérica. Después, recoge a la muchacha Tracia que se mofó de Tales. Asimismo, habla de Deméter y Diotima, la famosa mediadora del diálogo platónico.
A partir de estas historias y de algunas suposiciones, siempre ficticias, la autora explora las posibilidades de emancipación de la mujer, el curso que tomó el pensamiento y cómo las mujeres -más valientes y decisivas- fueron no tanto excluidas como usurpadas. Se trata de ofrecer una foto fija de la liberación femenina, cuando ésta se enfrenta, en los orígenes de la historia, al poder patriarcal y decide crear un orden simbólico alternativo.
En esa reescritura, por ejemplo, Penélope pierde su papel como mujer que espera y la muchacha tracia es una sirvienta que desafía al orden patriarcal. Aunque la autora lo confiesa, en realidad se trata de un libro que manipula la historia de la filosofía para, de manera innovadora, dar a las mujeres lo que se piensa que se les debe.
Desde un punto de vista filosófico no aporta mucho. Es más: puede contribuir a generar más enfrentamiento.

TROA