A QUÉ ESPERAN LOS MONOS...

Yasmina Khadra desarolla esta novela negra en Argel, donde la comisaria Nora Bilal, una de las escasas mujeres que ha conseguido un puesto de cierta relevancia en la policía argelina, se enfrenta a complicado caso de asesinato ritual.
Se trata del hallazgo del cadáver de una joven virgen, envuelta en una fina sábana de seda, arreglada como una novia para su boda y perfectamente maquillada. Los primeros indicios convencen a la comisaria de que no se encuentra ante un crimen convencional, sino que, según se demuestra a medida que avanzan las investigaciones, el delito podría salpicar a políticos situados en las altas esferas. Las acertadas pesquisas de la protagonista y su equipo alarman a los implicados en el asesinato, dispuestos a tomar las medidas necesarias para evitar que su participación en los hechos salga a la luz. La trama está construida de modo ágil, con giros continuos e inesperados que captan la atención del lector sin que decaiga el interés a lo largo de la novela. Al hilo de la narrativa y sin perder el ritmo de la acción, el autor presenta una amplia galería de personajes que reflejan el clima de corrupción en que se encuentran la política y la actual sociedad argelina, en la cual no hay más ley que la voluntad arbitraria de un grupo de ambiciosos que controlan a su antojo todos los resortes de la riqueza y el poder. Personas sin escrúpulos que disponen de vidas ajenas y eliminan cualquier obstáculo que se interponga al logro de sus ambiciones. El inesperado y trepidante final, sirve al autor para mostrar un cierto optimismo sobre la capacidad del ser humano para sobreponerse al miedo a los poderosos o rechazar la tentación del dinero al servicio de fines superiores. La narración se desarrolla en un estilo brillante y atractivo, aunque hay algunas escenas que, por su violencia o carga sexual, pueden herir la sensibilidad del lector. Mohamed Moulessehoul (1955, Kednasa, Sáhara argelino)en 1989, tras haber publicado seis libros con su nombre, se ocultó bajo el seudónimo Yasmina Khadra, para evitar represalias por sus denuncias contra la situación de Argelia. Comandante del ejército argelino, abandonó su país en 2001 para establecerse en Francia.

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