AGENCIA DE DETECTIVES NÚM. 2. 2: EL CASO DEL HOMBRE DE NEGRO

Tril, la chica más valiente de Villa Río, y su amigo y vecino Oliver, junto con Ocho, un sabueso con buen olfato para los misterios, son los integrantes del equipo de la Agencia de Detectives num.2, capaces de solucionar cualquier caso que se les plantee. Por si tropiezan con alguna dificultad insalvable, cuentan con la ayuda del tío Fred, un antiguo policía que ejerce como investigador privado y pariente de ambos aunque ellos entre sí no lo sean. En este episodio, segundo de la serie que protagonizan, los detectives tratan de averiguar los motivos por los que un camino vecinal que lleva a un caserón abandonado, aparece lleno de agujeros, en uno de los cuales cae Oliver montado en su bicicleta. Al levantarse, se da cuenta de que un desconocido, vestido de negro que ha estado observando su caída, desaparece de forma un tanto extraña. Para aclarar el asunto deciden salir de noche y comprobar si es él quien hace los hoyos, como así resulta ser. Poco después el tío Fred les cuenta que esa zona se encuentra relacionada con el robo que años atrás se cometió en una joyería de las inmediaciones. La policía logró detener al ladrón, pero el botín nunca fue recuperado y los detectives sospechan que quizá los agujeros que hace el hombre de negro sean intentos de desenterrarlo. El autor acierta a adaptar los esquemas de la narrativa policíaca para adultos a los gustos y capacidades de comprensión del público infantil en una trama sencilla y consistente que mantiene el interés hasta su desenlace y da lugar a un desarrollo argumental ágil e imaginativo, expresado por medio de un estilo amable, de fácil lectura. El contenido del relato pone de manifiesto que alguien que pueda cometer en un momento de su vida un delito grave por el que deba pasar tiempo en la cárcel, no impide que después pueda arrepentirse y trate de reparar el daño causado.

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