- Editorial: PLANETA
- Año de edición: 2019
- Materia: Narrativa contemporánea
- ISBN: 978-84-08-21785-5
- Páginas: 360
- Encuadernación: Cartoné
- Colección: Autores Españoles E Iberoamericanos
- Idioma: Español
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Manuel Vilas (Barbastro, 1962) es escritor con cierta veteranía, con oficio. Ha publicado libros de poesía, algunos de ellos premiados, y como novelista ha publicado entre otros, España (2008), Aire Nuestro (2009), Los inmortales (2012) y El luminoso regalo (2013). Por último, publicó en 2018 Ordesa, uno de los libros más vendidos de 2019.
Alegría, finalista en los Premios Planeta 2019, en cierto sentido recuerda a la exitosa Ordesa (hay reseña en Troa). Se trata de un largo soliloquio en el que el autor vierte su mundo interior. Escribe en los viajes que realiza para presentar el libro que ha escrito sobre sus padres, cuyo título no llega a citar en esta nueva novela. Anota, casi al modo de un diario, las emociones que suscitan las pequeñas incidencias de la vida cotidiana, un conjunto de detalles que levantan en el escritor una constelación de recuerdos que le provocan vivas sensaciones, un intermitente desasosiego y sentimientos que repiten los que tuvo años antes. En sus observaciones cabe todo: la habitación de un hotel, lo que ve por la ventana, las zapatillas bajo la mesilla
Cualquier menudencia le retrotrae a sus recuerdos familiares, que revive con fuerza.
Vilas escribe un entrecortado soliloquio memorioso que plasma en capítulos breves. El resultado es un relato de memorias sumamente personales, íntimas, en las que sólo en parte es protagonista el autor, pues como ya sucediera en Ordesa los verdaderos protagonistas vuelven a ser sus padres ya ausentes, pero que aparecen en prácticamente todas las páginas. Y también sus hijos. O su segunda mujer, Mo, abreviatura de Mozart (también aquí Vilas vuelve a dar a sus personajes un nuevo nombre de músicos famosos). Si su mujer es Mozart, sus padres son Bach y Wagner. Y sus hijos Bra, de Brahms y Valdi, de Vivaldi. Hasta llama Arnold Schömberg, el compositor dodecafónico, a la enfermedad depresiva que reconcome sus entrañas, con la que convive y a la que solo domina en breves momentos o con píldoras. Al final de la novela cambia esos nombres y los toma del mundo del cine: su padre será Cary Grant y su madre Ava Gardner. Su enfermedad pasará a ser Nosferatu, como la película subtitulada Una sinfonía del horror.
Vilas escribe con la franqueza de su tierra aragonesa. Escribe lo que piensa y describe lo que siente. No hay trampas. No vela ni disimula su opinión. No quiere granjearse benevolencia y quizá por ello se gana así la simpatía del lector. Su estilo es llano, coloquial, directo, nada alambicado. A veces, incluso, con un toque de ingenuidad, como cuando cita autores a los que admira.
Tres son los temas en los que incide en cada capítulo con encuadres variados: junto a su familia padres, hijos, mujer-, el envejecimiento y la muerte. Y como corolario, Dios, un ausente muy presente en su vida, aunque siempre que lo cita apostilla que no cree y que no es hombre religioso. No es un libro banal ni Vilas es un hombre superficial. Su relato afronta los grandes temas que preocupan al hombre: la necesidad de dar y recibir afecto; el paso del tiempo y el final de la vida. Lo hace sin amargura, con un punto de esperanza en un más allá en el que no cree. Manuel Vilas es un hombre que busca la alegría que da título a su novela.
Carmen Juste
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