ALTO COMO UNA TORRE, ANCHO COMO EL MAR

Novela fantástica ambientada en una estación científica terrestre establecida en el planeta Venus. El protagonista es un joven investigador que se siente muy atraído por los misteriosos bosques que rodean la estación y que los habitantes de ésta tienen prohibido contemplar salvo desde la altura de las nave de vigilancia y observación. Desobedeciendo órdenes, se adentra entre los árboles a pie sin otra protección que el traje hermético y tomo contacto con unos seres racionales cuya existencia nadie conocía en la base.
La obra cuya acción apenas dura una semana, está concebida no tanto como un relato de ciencia ficción sino como un aventura en la que el protagonista, ayudado por los venusianos, descubre mucho sobre sí mismo y su propio mundo interior. La autora expresa este proceso envuelto en un lenguaje simbólico cargado de lirismo y de amor a la naturaleza que se manifiesta en múltiples descripciones de árboles, lagos, flores, etc, quizá inspiradas en evocaciones del paisaje de Indonesia, donde nació y pasó su primera juventud. Escrita con un estilo muy elaborado de alta calidad literaria, la obra, fechada en 1969, tiene un contenido denso y complejo que contrasta con la sencillez de la técnica narrativa y que parece exigir un público con amplia experiencia lectora y que busque algo más que el mero entrenamiento. Aunque lo que predomina es la riqueza imaginativa, tras ésta hay claros mensajes referidos a la comprensión de los sentimientos ajenos, la amistad, el inconformismo ante la rutina. El empleo de ciertas interjecciones que sustituyen la invocación a la divinidad por la del espacio parecen inadecuadas, como si la religión fuera en el futuro algo superado.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa