AMERICANAH

En los años noventa, cuando Ifemelu y Obinze apenas eran unos adolescentes llenos de proyectos, ilusiones, y amor por estrenar, ya sabían que tendrían que salir de Nigeria para conseguir unos buenos expedientes académicos. Aunque Obinze había soñado toda su vida con trasladarse a Estados Unidos, sería Ifemelu quien consiguiera la beca y el visado que la llevaría hasta Filadelfia. Una vez allí descubriría que ahora era negra, algo que jamás se había planteado. Las dificultades para encontrar un trabajo a tiempo parcial por su condición de inmigrante ilegal la llevará a situaciones complicadas provocando en ella el alejamiento de Obinze. Con el tiempo Ifemelu lograría salir adelante, disfrutar de una vida desahogada, y la adaptación al país resultaría aceptable. Sin embargo, el deseo de retorno a Nigeria como “Americanah” y la posibilidad de reencontrarse con Obinze nunca la abandonarían totalmente.
Con una redacción fluida la autora consigue trasmitir al lector occidental una situación común para un africano emigrado, pero que para un europeo o un norteamericano resulta cuando menos ajena. El asombro de Ifemelu cuando “descubre” que es negra, o ante el derroche de hipocresía de la sociedad americana para negar lo evidente, pone al lector frente a una crítica social cargada de agudeza y sentido común. La desmitificación de Estados Unidos o Inglaterra, la corrupción y la estafa como medios de supervivencia, etc., envueltos en una fina ironía en torno a un cabello afro, hacen que la lectura no se enquiste en situaciones morbosas. La inestabilidad emocional de la protagonista, con reacciones sinceras pero desconcertantes, se manifestará en la imposibilidad por mantener una relación duradera como consecuencia de un sentido del amor cargado de egoísmo. Algunas palabras obscenas e imágenes sensuales podrían resultar molestas para algunos lectores, aunque no desdicen del conjunto de la novela.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa