AMIGOS HASTA LA MUERTE

Entre el follaje para la alimentación de los animales del zoo de Kronberg aparece una mano y un pie de una persona, presumiblemente asesinada y mutilada. Bodenstein, el inspector jefe de la brigada de homicidios de la Comandancia de Hofheim será quién se encargue del caso junto con su compañera Pía Kurchoff y el resto del equipo. Una vez encontrado e identificado el cadáver como correspondiente al profesor de instituto y activista Hans-Urich Pauly se abrirá un proceso lento y enrevesado debido al gran número de sospechosos que de una u otra forma habían manifestado públicamente su deseo de ver muerto a Pauly.
La autora con esta novela hace posible entretener a un público poco exigente manteniendo la tensión casi hasta el final. Es de alabar el manejo de los múltiples personajes sin apreciarse confusión, pero difícilmente creíbles. La implicación personal de Pía con algunos de los sospechosos, o la actuación del jefe de la brigada en algunas ocasiones dejándose guiar por la intuición, muestran poca seriedad en los protagonistas presentándolos con una psicología muy floja para el papel que representan. Las personalidades complejas de alguno de los implicados, las intenciones poco claras, las relaciones entre ellos, etc., van alcanzando tensión conforme avanza la novela enganchando al lector, pero no consigue dar un final acertado. Se recrea demasiado en la puesta en escena que abarca casi toda la historia llegando, sin embargo, a un desenlace excesivamente precipitado e imprevisible, algo fantasioso.
Una obra sin demasiadas pretensiones, escrita para entretener, y que algunos comentarios o imagen erótica podría herir la sensibilidad del lector.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa