ARENA NEGRA

Cristina Cassar Scalia (Noto, 1977), aunque con otro estilo del inolvidable Camilleri, nos vuelve a introducir en ambientes sicilianos, con una novela policiaca que ha sido muy bien recibida en Italia y entre los lectores del género.
La novela transcurre en Catania, junto al Etna y en la época en que la ciudad se ve teñida de gris por la arena volcánica. La protagonista es una mujer de 39 años, la subcomisaria Vanina Garrasi, palermitana de nacimiento, pero trasladada a la ciudad que hace la competencia constantemente a la suya; es una mujer joven, enérgica y como todo buen policía con una gran intuición, que le lleva a reconstruir los hechos, con muy pocas pistas, y a rectificar continuamente según va a avanzando la narración. Una característica peculiar es que es una enamorada del cine italiano que tiene como tema algo relacionado con Sicilia y posee una colección de películas que ve constantemente. Junto con ella un conjunto de policías, delineados con lo mínimo para tenerlos localizados; son todos hombres menos la inspectora Marta Bonazzoli, que es del norte de Italia. A lo largo de la novela se va situando cada vez mejor a la subinspectora, dando noticias familiares y sentimentales. Vive sola, con una vecina, Bettina, que está muy pendiente de ella.
Los hechos se disparan en un momento que no hay casi actividad en la comisaría: se descubre un cadáver, ya momificado de hace 50 años en la Villa Sciara, propiedad de la familia Burrano, aunque no viven allí. Investigar algo que ocurrió hace tantos años no es nada fácil, pero la insistencia de Vanina en meterse en la historia de aquellos momentos hace que todos se muevan y se va descubriendo que el propietario de la Villa fue asesinado prácticamente en la misma época del cadáver momificado que se ha encontrado. Va a tener una cierta relevancia el inspector Biaggio Patanè, ya retirado y jubilado y que llevó el caso en su momento, pero que nunca se quedó satisfecho de que se cerrara cuando condenaron al administrador y hombre de confianza de la víctima. Con Patanè comenzamos la inmersión en la Catania de los años 50 y en la Mafia de aquellos momentos, lo que afecta mucho a Vanina que fue testigo presencial de la muerte de su padre por parte de los mafiosos.
La novela es ingeniosa, lógica, impredecible y con un final lúcido y no fácilmente deducible. La autora aprovecha no solo para ambientar las calles y la ciudad, sino esa exquisita cocina siciliana: arancini, caponata, pasta a la norma, etc. que le dan ese color mediterráneo, haciéndola muy agradable. Por lo tanto, una novela muy recomendable por el tema, la agilidad del relato y la intensidad de la trama, y además bien escrita.

TROA