ARTHUR SCHOPENHAUER

No hay muchas biografías en español sobre el filósofo pesimista alemán. Esta de Moreno Claros, la segunda, un autor que tanto aprecia el mundo y la cultura germánica, destaca por su nivel: es exigente, al tiempo que precisa. Su autor lleva muchos años tratando y estudiando a Schopenhauer, penetrando en su abstracta filosofía. El mérito no es solo ser tan riguroso en cuanto a los datos y acontecimientos existenciales, sino también el destacar la influencia de un autor que no aparece en los manuales más típicos de la historia de la filosofía.
Junto con la formación y el itinerario seguido por Schopenhauer, que frustró el plan familiar de dedicarse a los negocios, aparece el papel tutelar de la madre, una dama exquisita que le enseñó el gusto por las cosas del espíritu. Después fue Schopenhauer componiendo un carácter adusto, huraño, a golpe sobre todo de estudio y de decepciones. Nunca dejó de investigar ni de pensar y lo hizo, como todo alemán de su época, partiendo del legado kantiano. Su idea de voluntad trae causa de las limitaciones del autor de Crítica de la razón pura.
Asimismo, Moreno Claros pone de manifiesto la erudición del filósofo alemán y su orientación casi mística. Se apartó del cristianismo para dejar sitio a filosofías más panteístas donde parecía hallar más acomodo el secreto universal de las pulsiones. En el fondo de su alma latían carencias y no en menor grado afectivas.
Como la obra de Schopenahuer es muy desconocida para el gran público, esta biografía -magníficamente escrita y muy cuidada y seria- ayuda a llenar esa laguna. Sirve, además, para dos cosas: primero, pone de manifiesto que no hay filósofos menores y que cada uno tiene su relevancia. Y, en segundo lugar, aparece la sombra gigante de Schopenhauer, maestro de autores como Nietzsche o Freud y cuya alusión a la voluntad ciega será fundamental para entender la evolución del pensamiento occidental.

TROA