ASESINATO EN LA CATEDRAL

Asesinato en la catedral es una novela policíaca ambientada en una pequeña población inglesa de la costa de Devon, que en el pasado fue un puerto muy próspero, dotado de sede episcopal acompañada de su correspondiente catedral. La acción transcurre en 1940, durante la llamada “Batalla de Inglaterra” durante la Segunda Guerra Mundial y se centra en el asesinato del organista del templo catedralicio. La obra, aparecida en 1945, es la segunda de la serie de ocho que entre 1944 y 1951, publicó Edmund Crispin, pseudónimo del músico y narrador Bruce Montgoméry (1921-1978) utilizando como protagonista a Gervase Fen, docente en la Universidad de Oxford y detective aficionado.
La acción se plantea cuando el profesor Fen que está pasando una temporada invitado en la rectoría del lugar, pone un telegrama a un amigo de Londres, reconocido compositor e intérprete de música religiosa, para que venga a sustituir al organista asesinado. Antes ya de iniciar el viaje, el músico recibe un comunicado anónimo en el que se le recomienda no realizar el desplazamiento. La seriedad de la advertencia se refuerza tras sufrir, a partir de ese momento, varios atentados que estuvieron a punto de costarle la vida. El desarrollo argumental se centra en torno a la catedral y a los personajes relacionados con ella, en especial con la familia del chantre, que se convierte en la segunda víctima de unos conspiradores cuyas motivaciones criminales son difíciles de comprender. El desenlace, que se produce en un espacio de tiempo muy breve, de apenas tres días, aclara el misterio de modo correcto y pone de manifiesto que el caso se encuentra directamente relacionado con un asunto de espionaje dirigido por los servicios secretos de la Alemania nazi. La trama, interesante y bien elaborada desde el punto de vista literario, mantiene la calidad de la prosa habitual en la producción narrativa de Edmund Crispin. Sin embargo, se percibe en esta ocasión que la trama, muy ceñida a las graves circunstancias históricas del momento, incurre en ciertas consideraciones sobre las perversas actividades atribuidas al enemigo de entonces, que ahora resultan algo desfasadas. La relación del profesor Fen con su amigo el músico y de este con un joven conde que le acompaña en el viaje, dan lugar a diálogos divertidos, impregnados de humor típicamente inglés que, junto a la figura de un psicoanalista profesional, permite al autor realizar una inteligente crítica sobre esta terapia.

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