AY, AY, AY, ¡QUE ME LA PEGO!

El miedo a volar separa a un polluelo de herrerillo de su nidada cuando los padres se llevan a las crías para enseñarles a buscar alimento. Muy asustado se esconde y se queda sólo en el nido sin saber qué hacer, hasta que un petirrojo que se posa en una rama cercana, decide ayudarle. Cuando, por fin, consigue elevarse en el aire sin caerse, está tan contento que llama la atención de todos los pájaros que encuentra, sin darse cuenta de que todos encuentran normal lo que hace. El autor narra una historia divertida, escrita en forma de fábula en prosa, con mucho sentido el humor y que encierra un mensaje educativo hábilmente expresado. El protagonista debió obedecer y acompañar a sus padres y hermanos para aprender a volar en lugar de esconderse por cobardía porque luego el aprendizaje en solitario le provoca unos cuantos sustos. El final feliz cierra de modo amable su aventura escrita con estilo ameno y cuidado y acompañada de ilustraciones de buena calidad y de una presentación editorial muy atrayente.

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