BREVE ELOGIO DE LA BREVEDAD

Antonio Gutiérrez-Rubí es un asesor de comunicación y consultor político con frecuentes colaboraciones en los medios escritos. Es, por tanto, buen conocedor de los ritmos frenéticos de la comunicación actual y del valor, también económico, de la concisión en la redacción de mensajes. Desde esta experiencia, su Breve elogio de la brevedad nos desafía a una lectura pausada sobre una cualidad tan manida como banalizada en nuestras sociedades.
¿Cuáles son las razones para la brevedad? En ocasiones podemos vernos compelidos por razones técnicas (encriptación o códigos), por el ahorro de tiempo (siglas o emojis) o espacio (limitación de caracteres en plataformas digitales), incluso, por la búsqueda de una reacción instintiva en el destinatario (eslóganes). Sin duda, el protagonismo de estos usos ha contribuido a una caracterización vacía de la brevedad. Brevedad supone, antes que cualquier otra cosa, acortar los textos, eliminar florituras y centrarse en lo esencial. La brevedad es eficiencia en términos de tiempo y recursos.
El aspecto más positivo de este Elogio es su redescubrimiento de una brevedad enriquecedora. Con una extensión deliberadamente corta, Gutiérrez-Rubí recupera el sentido de esta cualidad admirable. A la imagen de superficialidad se contraponen ejemplos de brevedad tan bellos como los salmos, que permiten elevar el pensamiento a Dios sin grandes circunloquios. Frente a la vacuidad, los aforismos que guían nuestra conducta. Y a quienes piensan que la brevedad es rápida, bastará con recordarles la complejidad que entraña la composición de haikus o microrrelatos.
Escrito con un estilo directo, Breve elogio de la brevedad invita a una reflexión tranquila que puede resultar inspiradora. De sus páginas cargadas -en ocasiones- de referencias culturales pueden surgir propósitos prácticos de mejora de la atención.

TROA