BROOKLYN

Ellis, joven irlandesa de familia católica, tras morir su padre vive pobremente con su madre y su hermana. Consigue un trabajo en Estados Unidos y emigra en una azarosa travesía. En Brooklyn trabaja como dependienta, estudia contabilidad y vive modestamente en una pensión con otras chicas. Al principio sufre ante el contraste de mentalidades, pero poco a poco se va integrando en el país. En una fiesta conoce a Tony, un chico italiano, y se enamoran. Cuando su hermana fallece repentinamente debe acudir a Irlanda, y se comprometen en matrimonio de manera informal, sin ceremonia. Pasa un tiempo en su país y se divierte con su pandilla, admitiendo cierto coqueteo con un chico, sin mayor transcendencia, pero su conciencia la obliga a volver a Brooklyn, donde la espera Tony.
El libro se apoya en la solidez del personaje principal, que presenta gran riqueza de registros psicológicos y un acertado retrato de los sentimientos femeninos. La prosa, en estilo indirecto, consigue una fuerte implicación literaria con la protagonista. La narración, construida a base de frases fragmentarias, a modo de pinceladas, marca un ritmo medido que va avanzando hasta constituir una novela redonda, cuya lectura resulta muy amena. Está bien lograda la ambientación del Brooklyn de los años 50, a través de un lenguaje elegante y cuidado. Se plantean temas de interés en el mundo interior de la protagonista: el dolor del exilio, dudas, responsabilidad ante el deber, debate entre dos mundos, melancolía, etc. Se refleja en todo momento la religiosidad de Ellis y, aunque hay una descripción erótica bastante extensa, queda claro que se trata de una acción incorrecta.

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