CALLE DEL PERDÓN

Mahi Binebine es un personaje polifacético. Tras estudiar Matemáticas en París, abandona la abstracción y se orienta hacia la experiencia plástica: pintura, escultura y literatura. Autor de varias novelas, desde 2016 conocido en España por Los caballos de Dios sobre los jóvenes yihadistas que perpetraron el atentado terrorista en Casablanca. Su trayectoria narrativa es crítica y de denuncia de las lacras de la sociedad marroquí: falta de libertad de prensa, bolsas de pobreza, absentismo del poder ante el islamismo radical. Pero Binebine, en Calle del Perdón, se inclina por la denuncia cultural y religiosa: una realidad opresiva amasada de tradición, costumbres e islamismo.
La protagonista, Hayat, es una niña abusada por su padre ante la pasividad de una madre que se esconde tras el Corán, y que, tras huir de casa, es acogida por la famosa bailarina ambulante, Serghinia, quien la imagina como su sustituta en el futuro. Pero las envidias dan al traste con los sueños y Hayat es envenenada, aunque, con el tiempo, recogerá la herencia de su salvadora y se convertirá en la más famosa “cheija” de Marruecos.
¿Por qué elegir como protagonista a una bailarina? Porque las bailarinas son mujeres liberadas: van sin velo por la calle, hablan ante los hombres y, sobre todo, lo dominan mediante la explotación de su sensualidad, que es la mayor libertad a que pueden aspirar las mujeres, aunque no es menor la de no estar sujetas al hombre en la familia. La familia no sale bien parada, pareciera que ahí comienza el largo calvario de las mujeres: abusos paternos, sumisión de la madre al varón, falta de perspectiva. Tampoco salen bien paradas las relaciones afectivas, pues los varones son presentados generalmente como lascivos salvo un par de excepciones, entre ellas las de un músico homosexual a quien se pone como contrapunto de pureza frente al resto de miradas masculinas.

TROA