COMO EL GATO Y EL PERRO

El perro Dalí es muy feliz con su dueña, tiene todo su cariño. Pero todo cambia cuando la gata Ágata llega a la casa. Entonces, todo se convierte en una competición. No es que se lleven mal, pero todo el rato se están metiendo el uno con la otra. Sin embargo, cuando Ágata necesita ayuda, Dalí no se lo piensa dos veces.
A pesar de que al principio se llevan mal, dejados llevar por la envidia y los celos por amor de su dueña, descubren que eso no es motivo de separarse, y que pueden ser buenos amigos y jugar juntos y ayudarse cuando lo necesiten.

María Gómez