CORNELIA, LA BRUJA HOLGAZANA

Cada cien años, Flavia la Sabia, la bruja presidenta, emprendía un viaje de inspección por el Reino Mágico para comprobar de cerca cómo ejercían los miembros de su corporación los poderes que les habían sido otorgados. Cornelia, una bruja que se tomaba las cosas con mucha tranquilidad, confiaba siempre en tener tiempo suficiente para ordenar su casa y los hechizos debidos antes de la llegada de esta incómoda visita. La obra narra en términos humorísticos lo que ocurrió una vez que Flavia cambió sus planes, se presentó antes de lo previsto y Cornelia no pudo disimular que no se esforzaba en cumplir sus deberes brujeriles. La acción pone de manifiesto por medio de situaciones divertidas, descritas con mucha imaginación, que los perezosos como la protagonista al final tienen que esforzarse mucho para remediar los desastres causados por su dejadez. El desenlace induce a pensar que ni los apuros pasados ni las amenazas de Flavia consiguen evitar que Cornelia siga decidida a no hacer hoy lo que pueda dejar para mañana.

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