CORRESPONDENCIA (1920-1963)

Estamos ante dos gigantes del pensamiento, unidos en su búsqueda existencial de la verdad, pero separados por el nazismo, la religión y la integridad. La correspondencia es larga y recorre el camino de un buen encuentro, la amistad, la separación, las ayudas, las recriminaciones y un nuevo acercamiento. La interrupción es durante el nazismo, como no puede ser de otra manera. Es bastante sintomático que existan silencios sobre determinados acontecimientos y que a medida que avanza la crisis la tónica de las cartas se vuelve más impersonal.
Como sucede en toda recopilación de cartas, en más de un centenar de estas hay temas anecdóticos, coyunturales y otros profesionales. Sí que se ve una disposición afectiva diversa y Heidegger acaba siendo antipático. Por otro lado, desde un punto de vista histórico, hay que recordar que Heidegger es quien recomienda a Jaspers que dirija la tesis de una joven Hannah Arendt.
Para darse cuenta de la relevancia de estas cartas, hay que decir una cosa: desde 1933 no se volvieron a encontrar cara a cara. Por eso, estas cartas no son un testimonio de su amistad, sino su amistad en el sentido más preciso de la palabra. Al mismo tiempo, Jaspers tuvo bastante responsabilidad en la necesidad de depuración de Heidegger. Ello pudo deberse a un hecho biográfico nada desdeñable: la mujer de Jaspers era judía y estaba lógicamente pasándolo mal. Una vez terminada la guerra, le encarga al propio Jaspers que elabore un informe sobre la implicación política de Heidegger durante el triste periodo de Hitler.
Al parecer Jaspers, que consideraba “diabólico” Ser y tiempo, no se dio cuenta de las simpatías nazis de su amigo hasta que lo nombraron rector de la Universidad de Friburgo.
Esta correspondencia contribuye a desvelar lo ocurrido en el campo filosófico durante una parte importante de la historia alemana, si bien lo que es filosofía hay muy poca. Con todo, ayuda a descubrir la altura y miseria de dos intelectuales y lo perversa que es a menudo la política, especialmente la tentación totalitaria. Las cartas están llenas de profusas notas que sirven para situar personajes y circunstancias.

TROA