CORRESPONDENCIA

Nos encontramos ante un libro de una erudición asombrosa, que no es para el gran público. Se trata de las cartas que se enviaron dos colosos del pensamiento, importantísimos para entender tanto el auge de lo pasional como la orientación posterior de la música y la filosofía. En ambos casos, su figura se ha visto claramente enturbiada por sus conexiones con el nazismo. Lo que revela esta correspondencia es que compartían muchas inquietudes, la forma estética de ver la vida y, sobre todo, la idea de que la voluntad de poder tiene una fuerza irresistible para dar al traste con todo.
Relatan también estos escritos la historia de una amistad entre un diletante y uno de los más célebres compositores de la época. No acabaron bien las cosas entre ellos, quizá por incomprensiones y envidias, pero Nietzsche jamás ocultó sus deudas con Wagner; este, en cambio, pareció olvidar a aquel ser en quien había depositado grandes esperanzas. Sea como fuere, en estas páginas, que van transformándose en más y más íntimas, se percibe claramente la sed de aprendizaje del joven Nietszche y cómo Wagner le va inclinando hacia una apreciación más completa del valor estético de la música.
Sabemos que el filósofo era un consumado músico. Y sí, ciertamente aprendió mucho de Wagner, este menos del primero, entre otras razones porque Wagner no incursionó en la filosofía. Desde este punto de vista, Nietzsche fue el Wagner de la filosofía contemporánea.
Se trata de un libro más interesante de lo que a primera vista pudiera parecer para entender cabalmente la historia y el desarrollo de las ideas. Y aunque como se ha indicado está dirigido a un público muy determinado, la maravillosa y rigurosa introducción puede ayudar a que más personas capten su trascendencia.

TROA