CRÓNICA DE TRAVNIK

Transcurre la acción de esta novela entre 1807 y 1814, en una pequeña ciudad de Bosnia, cuando ésta formaba todavía parte del Imperio turco. El protagonista es el cónsul francés en el lugar, enviado por la diplomacia napoleónica y cuya misión finaliza al iniciarse la Restauración.
La obra, una de las más conocidas de Andric, Premio Nobel 1961, se centra en el brusco encuentro oriente-occidente que se produce en la ciudad con la llegada del cónsul francés, y luego con la de su equivalente austríaco. La población, musulmana, inculta y llena de prejuicios xenófobos y religiosos, rechaza violentamente a los extranjeros cristianos, a quienes, a su vez, les cuesta comprender su mentalidad estrecha e inmovilista. El autor (Travnik, 1892) refleja con viveza el paisaje, el clima, las costumbres y rasgos de los bosnios cuando se inicia la decadencia del poder otomano, mientras Europa ve desmoronarse el Antiguo Régimen bajo las sacudidas de las guerras napoleónicas. La incertidumbre ante el futuro es lo único que une a los personajes, orientales y occidentales, en una trama realista y poética, con notables aciertos psicológicos y ambientales. Las pugnas entre bosnios, serbios y albaneses, que han mantenido durante siglos la zona de los Balcanes en perpetuo conflicto, se plantean de modo bastante objetivo, como fruto de la falta de mutuo conocimiento y comprensión, y nacida de la violencia de la conquista turca a finales de la Edad Media. El estilo, pausado, elegante y teñido de melancolía, es de factura clásica y expresa de modo muy matizado un mundo pintoresco y multicultural, rico en tradiciones y con fuertes contrastes sociales.

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