CUATRO TEORÍAS SOBRE LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA

Desde que se publicó por vez primera, la historia del arte de Gombrich se ha convertido en el principal manual de referencia en el mundo del arte. Este libro, mucho menos voluminoso que aquel, recoge dos textos que se pueden englobar dentro de la “filosofía del arte”. En ellos, Gombrich expone, partiendo de obras concretas, su peculiar teoría estética, que se sustenta sobre la idea de que el artista pretende comunicar por medio de su arte.
El primer texto, titulado “Cuatro teorías sobre la expresión artística”, pretende revelar la relación existente entre el arte y el hombre. ¿Por qué el ser humano pinta, escribe o compone? A este interrogante se han dado diferentes respuestas: en la Antigüedad, en el Renacimiento, etc. En el Romanticismo es cuando quedó ligado el arte al genio artístico. Aunque pensamos siempre el arte como algo que brota de la creatividad del ser humano, Gombrich insiste en que esa forma de entenderlo es más reciente de lo que suponemos. Por influencia de esta corriente, el arte se entiende como “una comunicación de emociones: la transmisión de sentimientos entre un hombre y otro”.
Gombrich intenta revisar esta última teoría afirmando que hay, además de expresión, una interacción con la forma. El austriaco califica su teoría como centrípeta porque no se vertebra sobre la subjetividad sino con la materia del arte. “Los signos expresivos aparecen en primer lugar, y son precisamente ellos los que propician una respuesta emocional en el actor, el orador y en cualquier artista”.
En el segundo texto, relacionado con el primero, se enfrenta al relativismo cultural. Según este no solo las culturas o el arte están determinados históricamente, sino que en virtud de esta determinación “son absolutamente incomparables entre sí”. Para combatir las consecuencias de esta forma de pensar, Gombrich sostiene que hay una naturaleza común que confiere unidad a la historia de la cultura. Sin ella, sería ininteligible y, por tanto, no podría haber historia alguna que explicar.
Un libro muy recomendable porque aborda uno de los más perniciosos efectos del relativismo cultural. Además, la defensa de la objetividad estética es una buena forma para enfrentarse al relativismo en otros campos, como el moral o el científico.

TROA