CUENTOS DE LA MALÁ STRANA

La obra reúne trece narraciones cortas redactadas entre 1867 y 1877. La introducción de Claudio Magris, especialista en Literatura centroeuropea, analiza aspectos formales y de contenido de este privilegiado conjunto y de su autor (Praga, 1834-1891), una de las figuras más importantes de la literatura de la segunda mitad del siglo XIX.
Malá Strana, un barrio de la antigua Praga de tranquilas y silenciosas calles, es el escenario donde transcurren estas narraciones, algunas muy breves y otras con la extensión de una novela corta. Sus habitantes, en general sencillos y de modesta situación económica, están tipificados en una galería de retratos tan amplia como expresiva. Funcionarios, comerciante, viudas, jóvenes bohemios, jóvenes románticas, son, entre otros, los personajes que animan, con sus fiestas, sus entierros, sus pequeñas vanidades y sus tristes destinos, la vida humilde y sencilla que circula por el escenario que tan bien conoce y describe Neruda. La obra, muy bien traducida por Clara Janés y Jana Stancil, tiene un fuerte sabor costumbrista, unas veces tratado en términos poéticos y otras con un realismo de rasgos picarescos. La profundidad humana de las historias, el humor siempre dispuesto a iluminar rincones oscuros de la trama, y la elegancia del estilo, conservan vigencia al paso del tiempo, y plasman el permanente sentido de detalles y gestos, así como la constante e ignorada lucha que entraña el hacer que lo cotidiano siga siéndolo día tras día. Limpios, ingeniosos e imaginativos, estos cuentos son un destacado exponente de la literatura clásica eslava.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa