DESCRIPCIÓN DE CHINA

Mateo Ricci fue un jesuita enviado a China con el fin de proceder a la evangelización. En este libro recoge información importante sobre el gigante asiático que puede sorprender. El libro fue capital y muy relevante en términos políticos: existían varias descripciones de China, casi todas debidas a religiosos, y en ellas se basaban las relaciones -no siempre fáciles- diplomáticas. En el caso de Ricci, lo que pone de manifiesto es la riqueza del país, la peculiaridad religiosa y geográfica. Asimismo, repasa el estado de la ciencia, el sistema de gobierno, los ritos y las religiones presentes en el país.

Desde el punto de vista religioso, el informe sirvió para varias cosas. En primer lugar, puso de manifiesto que la estrategia de expansión apostólica era mejor hacerla a través de la inculturación, buscando puntos de encuentro. El propio Ricci, en lugar de promover la conquista, señala que es necesario lograr una comprensión honda de la cultura china y a partir de ella mostrar la fe. Ricci fue en sentido estricto un sinólogo, uno de los primeros expertos en estudiar, de forma imparcial, la cultura del país. Le fue posible hacerlo gracias al dominio de la lengua.

En segundo término, el informe de Ricci, escrito tras años en el país y muy exacto, fue el texto principal de conocimiento sobre lo chino con que se contó en Occidente. El jesuita italiano muestra la riqueza de la cultura china y su prestigio, que no tenía nada que envidiar a este lado del globo. Eso significa que la relación entre ambos mundos no fue de explotación, como suele decirse, sino de integración. Claro está que ese vínculo depende de la existencia y del reconocimiento de la verdad.

Se trata de un libro de historia fascinante. Puede que ahora sepamos más de China, pero hay menos pasión y menos alma para entenderla. Impresiona el caudal de conocimientos que maneja este jesuita que era más chino que italiano.

TROA