DESPUÉS DE LA CAÍDA

Cinco libros del escritor de novelas policiacas Dennis Lehane (Boston, 1965) han acabado convertidos en películas. Después de la caída contiene ingredientes que fácilmente pueden transformarse en un nuevo guion cinematográfico, lo que explica algunos rasgos y características de sus novelas.
Después de la caída, dividida en tres partes, es la historia de Rachel, una mujer valiosa, inteligente, atractiva, pero desorientada vitalmente y con una agorafobia que no le permite vivir una vida normal porque sus crisis la llevan cada vez con más fuerza a unos miedos que la paralizan. Al principio, vive con una obsesión: encontrar a su padre. Y es que su madre, Elisabeth, ya muerta y de la que se dan pocos datos pero suficientes para hacernos una idea de su personalidad, le ha ocultado siempre su nombre.
Después de unos brillantes estudios universitarios, Rachel comienza a trabajar en una cadena de televisión. Viaja como enviada especial a Haití para cubrir el terremoto que asoló el país. Sus crónicas son esperadas con gusto, pero a medida que conoce la triste realidad, sus trabajos son más ácidos y críticos y la compañía la retira de Haití y la hace volver. Pero pasado un tiempo, es enviada de nuevo a Haití y en medio de una transmisión en directo tiene un ataque de pánico. Con este suceso, su fama decae, pierde el empleo y su vida se transforma en un caos porque han aumentado su desorientación y sus miedos.
Hasta ahora, la novela se lee con gusto, pero con la sensación de que no ha pasado nada: solo se ha planteado la situación de una persona que poco a poco se agrava su personalidad enferma. Pero en medio de esta ruina vuelve a encontrarse con un antiguo detective al que acudió para que buscara a su padre y ahí, de golpe, comienza una segunda novela que es realmente la más interesante y la que el lector no se puede esperar, porque es inimaginable. Pero todo es posible para el genio de Lehane, que es capaz de crear una fuerte tensión psicológica y unas situaciones que ponen a prueba nuevamente la personalidad de Rachel. En el desarrollo de la trama el autor pondría haberse ahorrado algunas escenas de sexo que sin añadir nada al argumento, rebajan estéticamente el tono de la narración.
El personaje está bien estudiado y bien construido, no falta ningún detalle para poder hacerse una buena idea de sus conflictos; y lo mismo ocurre con los secundarios, también están estudiados y descritos a fondo. Los diálogos son naturales y medidos y las descripciones son las suficientes para mantener una novela donde lo fundamental es la evolución psicológica de los dos personaje principales.

Alberto Portolés