DIOSES ÚTILES

José Antonio Álvarez Junco es uno de los historiadores y teóricos de la historia del pensamiento y de los movimientos sociales de referencia que más ha publicado, en los últimos años, sobre la cuestión de la identidad española. Catedrático en varias universidades americanas y en la Complutense de Madrid, director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, su obra “Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX” fue ampliamente premiada.
En Dioses útiles. Naciones y nacionalismos ofrece una completa perspectiva tanto de la situación actual de los estudios sobre el fenómeno del nacionalismo como de la identidad española. Un estudio destinado a entender el denominado caso español. El libro se compone de cuatro grandes capítulos. El primero presenta las principales teorías hoy en boga sobre la nación y los nacionalismos, al tiempo que propone una serie de definiciones sobre los conceptos principales sobre los que se articula este fenómeno. En el segundo capítulo, realiza un recorrido por los casos de construcción nacional que considera más relevantes, dedicando especial relevancia a la historia de Francia, Inglaterra, Alemania, Italia, Rusia, la nación turca o las naciones nacidas del proceso postcolonial. En un tercer momento, se adentra en el denominado caso español, en un capítulo que se convierte en una síntesis de la historia de España en la que no profundiza algunos aspectos, como puede ser el papel de la Iglesia o de la religión católica en la construcción de la identidad española. Y en el cuarto capítulo aborda las denominadas identidades alternativas a la española dentro de la península ibérica. Es decir, la historia y los referentes de Portugal, Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía.
Este trabajo parte de dos ideas básicas que están presentes a los largo del libro y que caracterizan la metodología utilizada por el autor: la primera, que la identidad española es una construcción histórica, productos de múltiples acontecimientos. En este sentido, el autor insiste en descartar cualquier misión, visión o sentido trascendente de la historia. Como consecuencia de lo anterior, descarta cualquier sentido de excepcionalidad. Y, la segunda, es que la distancia racional y la comparación con otros fenómenos de la historia es la mejor manera de ayudarnos a entender lo que analizamos. Por lo tanto elimina cualquier perspectiva emotivista o basada en el sentimiento tanto personal como nacional.

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