DOMINGO

Natalia Ginzburg (Palermo 1916 - Roma, 1991) es una figura destacada de la literatura italiana de postguerra. Autora prolífica desde los 18 años en que publicó su primer relato, cultivó casi todos los géneros: novela, teatro, ensayo, biografía y artículos periodísticos. Como casi todos los autores de su generación, es una escritora profundamente ideológica, miembro del partido comunista y diputada, y altavoz de los abusos, las injusticias, que se daban en los grandes lugares de trabajo, como queda reflejado claramente en algunos de los artículos de este libro, de clara denuncia de la situación en las fábricas.
El libro, está dividido en dos partes: Relatos, con siete composiciones y Crónicas y recuerdos, con trece. Muchos son inéditos y algunos autobiográficos, centrándose en su infancia o en su larga estancia en Turín, donde pasó su adolescencia, o en su vida familiar con su segundo marido y ya centrada en Roma. Otros se ocupan de acontecimientos relativos los judíos o el momento histórico del final de la guerra y la huída del ejército nazi.
Son todos pequeños artículos, pero escritos con una gran delicadeza y sensibilidad, nunca faltos de un cierto humor, que en los relatos más sociales se convierte en agresivo y muestra un profundo desprecio a los abusadores.
En los relatos que se refieren a la infancia y a las situaciones familiares, las descripciones están llenas de una belleza sencilla en la que la melancolía se une pacíficamente a la realidad actual. Pueden parecer, en algunos momentos, infantiles, por la forma en que están redactados, pero son de una gran profundidad psicológica.
Lo asombroso de todos los relatos, incluidos los breves diálogos, es su sencillez. Pero ahí está su belleza y su dificultad en escribirlos y en ser imitados.
Cuando ya pensábamos que conocíamos todo de Natalia Ginzburg nos encontramos con esta delicada joya.

TROA