EL ALMA DEL CONTROLADOR AEREO

Un controlador aéreo viaja a Granada, su tierra natal, para asistir a la incineración de los restos mortales de un primo suyo, fallecido en un accidente de tráfico. Esto le lleva a un retroceso temporal de casi treinta años, en los que recuerda vivencias propias y asuntos familiares.
Esta es la quinta obra del autor (Granada, 1953), narrada mediante un largo y muchas veces farragoso soliloquio, distribuido en ochenta y ocho breves capítulos que dan paso a secuencias distintas, entrelazadas frecuentemente. El protagonista muestra, con una postura escéptica y acomodaticia, una serie de engaños, rencillas, imposturas, o ese "algo sórdido" que hay en cada familia; en definitiva, falsedades a veces de poco relieve, infidelidad conyugal, alguna levísima alusión sensual. Para el narrador, el silencio es el cómplice adecuado para todo. A pesar de los muchos datos que ofrece sobre Granada, la acción podría estar ambientada en cualquier lugar y tiempo. Tampoco los personajes tienen fuerza. Recargada y fragmentaria a la vez, la novela no ofrece grandes aciertos literarios. El título quizá aluda, aunque también esto queda poco logrado, a que la vida de una persona se refleja y se completa con la de los otros.

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