EL ANCHO MUNDO

Pierre Lemaitre (París, 1951), se aparta de su estilo de novela para ensayar un relato familiar con un trasfondo histórico, que transcurre desde marzo a noviembre de 1948, con tres escenarios: Beirut, París e Indochina. La familia está constituida por el padre y la madre y cuatro hermanos: tres chicos y una chica.

El padre es un fabricante de jabones establecido en Beirut y ayudado por la madre en la marcha de la fábrica. Como es habitual los padres tienen unos planes para los hijos, pero que no acabarán de realizarse pues cada uno de ellos resolverá su vida de una manera distinta. Uno de ellos, homosexual, acaba por irse a Indochina (actual Vietnam) en busca de su pareja, alistado en el ejército francés, allí se encontrará con una vida totalmente distinta de la que pensaba y trabajando en una institución oficial francesa que maneja grandes sumas de dinero. El mayor, un constante fracasado y con un secreto terrible en su vida, se casa con una mujer que le domina y le humilla y acabará viviendo en París. También allí terminará viviendo el tercer hermano y por último la chica los acompañará.

Los hechos ocurridos en Indochina con uno de los hermanos, acabarán por unir a los padres y a los hijos para afrontar unos terribles sucesos y donde se descubrirán las mentiras que, en mayor o menor grado, asedian a todos los miembros de la familia.

La historia está contada con fuerza y la descripción de los hechos ocurridos en Indochina durante la presencia francesa y el nacimiento de los grupos comunistas son muy verosímiles, mostrando la corrupción gubernamental y el engaño constante en el que se vive. Hay un personaje que funda una secta y que es importante para la novela, que el autor, indirectamente, aprovecha para ridiculizar el hecho religioso. En general no hay ningún planteamiento moral, sino una laxitud en todos los sentidos que hacen que los personajes sean todo menos ejemplares. Los caracteres están muy bien descritos, como es habitual en Lemaitre, tienen viveza y son muy reales. Los ambientes, aunque no sea lo que más le interese al autor, también son un buen marco para una acción que no siempre mantiene el ritmo.

No se le puede negar al autor su oficio y valía, pero la novela es excesivamente larga y no acaba de ser redonda en sus planteamientos. La documentación de los hechos reales que aparecen en el relato es muy extensa y bien cuidada.

TROA