EL ANIMAL PIADOSO

En Armenta, una de las ciudades incluidas en el mítico escenario narrativo ideado por el autor, un comisario de policía jubilado, solitario y aburrido, se encuentra con un anciano que catorce años atrás estuvo relacionado con el asesinato de un matrimonio. Aunque contaba con una coartada indiscutible, se sospechaba que sabía quién era el culpable pero se negaba a decirlo para no descubrir un antiguo secreto de familia. El comisario decide, por su cuenta y sin carácter oficial, volver a hacer discretas averiguaciones sobre lo ocurrido.
Aunque formalmente podría calificarse de policíaca, la obra es una reflexión existencial de carácter simbólico. Los personajes, fantasmas con voz o vivos pero fantasmales y apenas habladores, son seres desesperanzados, inmersos ya en la muerte o próximos a ella por enfermedad o vejez.El policía, que se apiadaba de los sospechosos y callaba por misericordia, busca para comprender, no para castigar, los extravíos de las almas, perdidas entre sueños frustrados, dolores escondidos y contradicciones emocionales. Muy bien escrita, con un estilo de intensa personalidad expresiva, sobrio, pausado y lleno de matices poéticos, la obra refleja una sociedad estática, suspendida en el tiempo pero agitada por fuertes corrientes internas. La culpa, el arrepentimiento, la desgracia, el miedo, el extravío afectivo, la búsqueda desorientada de una vaga religiosidad, dan lugar a una atmósfera tensa, angustiada, apenas aliviada por algún rasgo de humor un tanto esperpéntico y sin alegría. La maestría de la palabra y el pesimismo del contenido centran el contraste de luces y sombras de esta triste novela.

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