EL ÁRBOL DE LOS SUEÑOS

El autor tiene una sensibilidad y una soltura particulares para el cuento popular fantástico. Vuelve a demostrar su querencia por el género en El árbol de los sueños, un baúl de relatos donde van apareciendo, en boca de distintos narradores, historias inspiradas en la Biblia, en los mitos griegos, en Las mil y una noches y otras recopilaciones de cuentos. En una nota final indica también citas que tomó de otros libros y de las que es consciente, y da a entender que seguramente hay más que no recuerda: por ejemplo, algunos lectores reconocerán, en el último capítulo, titulado El hilo azul (igual que un libro con ensayos y artículos acerca de los cuentos de hadas que publicó el año 2001), el argumento de la película basada en el relato Los muertos, de James Joyce.
El marco de las historias, el leve hilo argumental del que cuelgan todas, es la vida de la madre del narrador. Siendo joven, viajó por lugares exóticos y tuvo experiencias singulares, hasta que se casó con el propietario de un hotel leonés, con quien tuvo dos hijos a quienes durante su infancia les fue contando relatos que luego se iban ramificando incesantemente. El libro, verdaderamente laberíntico, termina cuando el narrador principal vuelve a los momentos últimos de la vida de sus padres. La prosa y la narración son excelentes, y es notable la facilidad del autor para pasar con toda naturalidad de un escenario a otro. Entre los cuentos, la mayoría sobre enamoramientos de distinta clase, los hay más o menos realistas y abundan los que se adentran en mundos fantásticos y oníricos. Todos ellos están impregnados de una fuerte sensualidad, muchos son de un continuo erotismo edulcorado, y los momentos dolorosos de la vida se presentan muy poetizados.
Las citas de Pessoa y de Las mil y una noches que abren el libro exponen ideas explicadas por el autor en el libro citado arriba, cuando dice que su propuesta es leer la Biblia «por pura necesidad lectora, buscando antes que la Verdad (con mayúsculas) la indescifrable y esquiva belleza», lo cual implica reformulaciones más que audaces de figuras y episodios; y cuando sostiene, «tal y como se nos cuenta en Las mil y una noches, que la verdad no cabe en un solo sueño, y que necesita del entrelazarse de muchos sueños para revelarse». Es decir, que al autor le gusta dejar preguntas en el aire y moverse dentro del que llama «reino de la infinita posibilidad», o de la incertidumbre, en el cual entiende que uno puede instalarse sin esperanza de fondo pero sin angustia, igual que lo hacen los personajes de sus relatos.

Luis Daniel Gonzalez