EL BARÓN NICASTRO

El barón de Nicastro, novela del escritor véneto Ippolito Nievo (1831-1861) narra la vida de un noble sardo, huérfano de padre y madre desde los quince años, que vivía recluido en su castillo, situado en la zona más salvaje de Cerdeña. Viudo sin hijos, pasaba la mayor parte del día en la biblioteca familiar, dedicado al estudio de la filosofía, fiel al lema de sus antepasados escrito en el escudo de armas de los Nicastro: “Pesar y Pensar”.
Al cumplir cuarenta años da por acabada su formación y, acompañado por su secretario, recorre el mundo con el fin de comprobar si las teorías del pensamiento pitagórico que profesa son viables y reconocibles en las sociedades humanas. El relato describe los pormenores de un viaje de tintes quijotescos que el acaudalado barón puede costearse sin dificultades pero que, sin embargo, le ocasiona numerosos sinsabores. Allá donde llega descubre que el mundo siempre es dual: en las guerras hay dos bandos; en los países, dos gobiernos, uno real y otro en la sombra; en la sociedad, esclavos y amos, y así hasta el infinito. En cambio, no encuentra por ninguna parte la trina armonía pitagórica de la concordia entre ciencia, virtud y felicidad. Ni en España, sobre la que vierte agudas y fundadas críticas, Estados Unidos, Japón, China o Nueva Caledonia es capaz de hallar el ideal que persigue y en cambio sufre violencias de todo tipo que le dejan tuerto, manco y cojo. Cuando regresa a su isla natal, casi ocho años después de haber salido de ella, cae en una profunda melancolía al descubrir que, hasta él mismo es dual, en tanto que su alma y su cuerpo cada vez están en más distanciados entre sí. Escrita con extraordinario ingenio y elegancia en términos de un realismo que elimina cualquier residuo romántico, esta novela, publicada en 1860, conserva aún hoy rasgos de sorprendente actualidad. La traducción ha logrado dotar al estilo de una estructura gramatical y un vocabulario modernizados sin perder por ello el sabor de época, lo que agiliza su lectura. Ippolito Nievo, comprometido con la causa de la unidad de Italia, formó parte de la expedición de Garibaldi a Sicilia y murió en un naufragio cuando volvía a la península italiana.

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