EL CIELO DE MADRID

Un grupo de jóvenes llegan a Madrid desde provincias hacia 1985, con ánimo de abrirse horizontes en la capital. Todos rondan los treinta años, proceden de ambientes burgueses más o menos adinerados y, mientras tratan de lograr el éxito profesional por medios distintos a los previstos por sus padres, disfrutan de la bohemia de los bares madrileños.
Llamazares (n.1955) revive los años de la llamada "movida", que su generación originó y puso fin cuando llegaron el desencanto de la madurez y el hastío de la saturación. El protagonista narra los años finales de la juventud como un viaje interior, cuyas etapas titula "limbo", "infierno", "purgatorio" y "cielo", con una nomenclatura a lo Dante quizá un tanto pretenciosa. La obra, teñida de nostalgia melancólica, está escrita con técnica tradicional y prosa intimista, moderadamente imaginativa y bastante discreta, quizá porque el autor dedica el libro a su hijo, nacido hace poco. Narrador habituado a paisajes campesinos, en esta ocasión se sitúa en un espacio urbano para desarrollar una historia que retrata a un sector social significativo pero más bien minoritario de la época, y que está bien escrita y aceptablemente tramada. Sin embargo, su contenido es un tanto difuso, muy teñido de lírica pero también entretejido de incontables menciones sobre la agitada vida sexual del protagonista, tan dado a emparejarse como al cambio de pareja. Salvo esta precisión de la promiscuidad, el resto es muy impreciso en un personaje que lo cuenta todo sin profundizar en nada, paradigma del pensamiento débil posmoderno.

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