EL COLOR DE LOS SUEÑOS

En 1950, en el barrio francés de Nueva Orleans, Josie Moraine, con tan solo diecisiete años, es conocida como la hija de una prostituta, una mujer de disipada vida que pretende arruinársela también a ella. Josie trabaja en una librería, oficio que alterna con la limpieza de las habitaciones del burdel en el que la madame que lo regenta, mujer dura pero de buen corazón, la protege y le aconseja rectamente. Josie, inteligente y lectora, anhela estudiar en la universidad y ante el obstáculo de la escasez de dinero emprende gestiones variopintas, algunas muy arriesgadas, hasta lograr la cantidad suficiente. Sin embargo, un complejo asesinato relacionado con su madre y su acompañante le salpica y sufre disgustos no minúsculos. Parece que sus sueños se van a romper pero Josie pelea con todas sus fuerzas para defenderse de las artimañas de que es objeto, empeñada en no seguir los pasos de su madre, siempre con la ayuda de sus incondicionales amigos Jesse y Patrick.
La novela es una historia de redención a través de la literatura que muestra unos personajes convincentes y en algunos casos entrañables. La trama, expuesta con sencillez estilística y contada con amenidad, se desarrolla en el entorno de un ambiente algo turbio como es el prostíbulo, con algunas referencias a su actividad que ensombrecen un poco la atmósfera narrativa aunque la autora es elegante y no se detiene en descripciones molestas. El núcleo argumental es dibujar la personalidad de la protagonista resaltando su valentía para ser honesta y defender su dignidad como mujer así como sus ideales. Aunque es presentada como heroína, no se ocultan sus defectos como algunas mentiras convencionales para conseguir su objetivo y defenderse de la hostilidad y agresividad que le rodean. Puntualmente, se desliza algún anacronismo lingüístico impropio de la década de los cincuenta.

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