EL COLOR DEL SILENCIO

Elia Barceló regresa con El color del silencio, novela sentimental con elementos de intriga que aúna amor, historia y un misterioso asesinato junto con un amplio elenco de sucesos en torno a una saga familiar. Helena Guerrero es una famosa pintora de setenta años que vive en Australia intentando olvidar el crimen que acabó con la vida de su hermana Alicia años atrás; tras seguir una terapia psicológica decide trasladarse a Madrid para investigar el hecho. Allí husmea en unas cajas de fotos y documentos que le ha enviado su madre antes de morir donde podría estar el enigma del asesinato de Alicia y se reencuentra con antiguos familiares, especialmente con su nieta quien le ayuda en la investigación. La acción se desarrolla en tres épocas y lugares diferentes: Canarias en Julio de 1936 con el estallido de la Guerra Civil y el inicio del matrimonio de Blanca y un franquista acérrimo, Gregorio Guerrero, los padres de Helena. El segundo plano tiene lugar en Rabat en 1969 donde los Guerrero celebran una fiesta en su esplendida mansión mientras ocurre un suceso que destroza a la familia. Por último, la historia prosigue en el Madrid actual desde donde Helena viajará con su pareja a Rabat para intentar esclarecer los hechos in situ.
La autora escribe con soltura y una prosa cálida con la que ensambla hábilmente los diferentes relatos que entretejen una compleja trama contada por un narrador omnisciente y cuajada de problemas amorosos y dramáticos: crímenes, bebés robados, traiciones y cuestiones políticas junto con la investigación de un asesinato que E. Barceló maneja con acertado tratamiento de la intriga dosificando la información. Por lo demás, la protagonista está bien perfilada y las atmósferas correctamente ambientados aunque con algún tópico crítico hacia la Iglesia especialmente en relación al robo de bebés. Se muestran comentarios y actuaciones permisivos respecto al matrimonio y las relaciones sentimentales aunque sin excesivo relieve. Quizá la narración resulte algo prolija en detalles que contribuyen a alargar innecesariamente la extensión de la novela.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa