EL FARMACEUTICO DE AUSCHWITZ

La autora ha colaborado con su marido, Gerald Posner, en la redacción de algunos trabajos históricos vinculados con los alemanes y la Segunda Guerra Mundial. Este libro es el primero que ella escribe directamente. El interés por Victor Capesius viene de las investigaciones que había realizado con anterioridad sobre la trayectoria de Joseph Mengele. Capesius aparece como el farmacéutico del campo de concentración, la persona encargada de proporcionar los fármacos necesarios para los experimentos que algunos médicos realizaron en Auschwitz con niños y con mujeres.
“Escribir sobre un hombre que pasó más de la mitad de su vida resuelto a enterrar su pasado por medio de distorsiones y mentiras no fue una tarea fácil”, escribe la autora. A medida que avanzan las investigaciones sobre Capesius, “descubrí un relato convincente de medicina degenerada y codicia”. Capesius, rumano de origen alemán, estudió primero en Rumanía y después en Viena, donde conoció a su mujer. El matrimonio tuvo tres hijas. Al finalizar los estudios, regresó a Rumanía, donde tuvo su propia farmacia. Comenzó a trabajar para empresas farmacéuticas alemanas y más tarde fue reclutado por el ejército alemán, donde comenzó su meteórico ascenso, que le llevó a ser designado como el farmacéutico de Auschwitz. Al acabar la guerra, fue detenido y procesado, pero inexplicablemente fue absuelto. Años después, se inició una nueva investigación contra sus actividades. Fue otra vez detenido en 1959 y en el juicio celebrado en 1964 fue condenado a nueve años de cárcel. Sólo estuvo otros cuatro años más. Luego, represo a Göppingen, donde fue recibido como un héroe entre una salva de aplausos. Murió en 1985.
Para la autora, Victor Capesius fue un asesino convicto y un saqueador de tumbas. Extrajo en Auschwitz los empastes de oro de miles de víctimas que consiguió después vender; con ese dinero, abrió al acabar la guerra una nueva farmacia y un centro de estética. El libro reúne muchos datos sobre su biografía y su implicación en el holocausto. Y reconstruye muy bien sus actividades en el campo de concentración y el desarrollo del juicio que lo condenó, aunque Capesius nunca reconoció su implicación en los hechos por los que fue procesado.

TROA