EL FERROCARRIL SUBTERRÁNEO

El novelista de color Colson Whitehead, (Nueva York,1969) graduado en la Universidad de Harvard, denuncia en El ferrocarril subterráneo el problema social del esclavismo en los Estados Unidos durante los años que precedieron a la Guerra de Secesión librada entre los Estados del Sur y los del Norte durante los años 1861-65. La obra, aparecida en 2016, ha sido galardonada con el premio Pulitzer y el National Book Award 2017.
La adolescente Cora, nieta e hija de esclavas dedicada al cultivo del algodón en una finca de Georgia, sufre las vejaciones y abusos que se aplican a los negros de acuerdo con las leyes vigentes en la región. Caesar, un joven compañero de infortunio, después de un episodio degradante, le propone escapar hacia cualquiera de los Estados del Norte, donde podrían acogerse a una legislación más favorable e, incluso, vivir de su trabajo como hombres y mujeres libres. El chico ha descubierto la existencia de un ferrocarril secreto que, a través de una red de túneles subterráneos, les permitiría acceder a ciudades del Norte y centros educativos en los que los negros, incluso los fugitivos, recibían instrucción y un trabajo digno del que vivir con sus familias. Comienzan así un largo peregrinar por oscuras redes viales, salpicadas de estaciones lóbregas, que se comunicaban al exterior gracias a vías de salida ocultas de miradas indiscretas. Cora y Caesar consiguen salir en Carolina del Sur y durante algún tiempo parecen haber encontrado la ansiada libertad. No les dura mucho la ilusión, ya que deben emprender de nuevo la huida al caer sus protectores en manos de los cazadores de esclavos, bandas dedicadas a cobrar las recompensas ofrecidas por los dueños de las plantaciones que ponen precio a sus cabezas. La historia se repite una y otra vez, ya que los diferentes y apartados lugares donde los esclavos se refugian, acaban por ser arrasados por los violentos perseguidores que se mueven impunemente ante la pasividad de unas autoridades que, en el fondo, comparten sus mismas ideas respecto a la segregación racial. Con una prosa cuidada que alterna las escenas realistas sobre las torturas refinadas contra los esclavos, con la desbordada fantasía de los túneles y los sueños de pesadilla que torturan la mente de Cora, la novela adquiere tonos de una épica reivindicativa sobre el triste destino de los esclavos afroamericanos. Resultan excesivas, por su crueldad, las escenas dedicadas a describir con detalles macabros las torturas supuestamente aplicadas por los grandes propietarios del Sur presentados como seres carentes de los menores atisbos de humanidad. No obstante los episodios finales permiten, a través de la figura heroica de Cora, vislumbrar alguna salida al conflicto racial que casi dos siglos más tarde, todavía permanece vigente en amplios sectores de la sociedad norteamericana.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa