EL FIEL RUSLÁN

El relato evoca de forma alegórica los cambios registrados por la sociedad rusa durante los años que siguieron a la muerte del dictador José Stalin, ocurrida en 1953.
Al llegar al poder Nikita Jruschov, algunos de los campos de internamiento del Gulag en Siberia, fueron desmantelados y cientos de miles de presos políticos quedaron libres. Ruslán, un perro de caza, grande y fuerte, entrenado para acompañar a su amo, guardián en uno de estos campos, en la vigilancia de prisioneros, se encuentra sin ninguna tarea que cumplir. Su amo, aunque ha desobedecido la orden de matarlo, no está dispuesto a cuidar de él por lo que deberá aprender a sobrevivir por sus medios. Al contrario de lo que hacen otros perros, compañeros suyos de trabajo, no busca un nuevo hogar sino que se mantiene independiente, a la espera de que regrese el antiguo orden establecido. La obra narra, con estilo de sobrio y expresivo realismo, una historia, inspirada, al parecer, en un episodio real que alguien contó al autor, cuyo tema es la perversión de la lealtad que provoca la educación totalitaria. G. Vladimov (1931-2003) escribe sobre el Gulag que solo conoció a través de su madre, judía, recluida dos años tras una persecución antisemita de Stalin. El honesto y cumplidor perro Ruslán, que trabaja lo mejor que puede a favor de lo que considera una buena causa, simboliza la difícil readaptación de los ex presidiarios tras largos años de reclusión. Su tragedia muestra uno de los momentos más oscuros de la pesadilla soviética y las consecuencias de un entrenamiento, que de pronto no le sirve para nada, como un inteligente trasunto del lavado de cerebro al que el sistema comunista sometió al pueblo ruso. La acción desarrollada con un pulso narrativo de gran firmeza, trata, sin dividir a los personajes en buenos y malos, de sensatez y locura, amor y traición, libertad y esclavitud, como constantes del corazón humano. La obra, escrita en 1961, circuló como ”escrito clandestino” (samizdat) en Rusia hasta que en 1975 se publicó en Alemania y se convirtió en título clásico de la disidencia antisoviética.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa