EL FIN DE LOS ESCRIBAS

Glen Cooper pone fin con su novela a la trilogía sobre los escribas que saben la fecha de nacimiento y muerte de miles de personas. Esta novela puede leerse sin conocer las anteriores, pues contiene suficientes resúmenes para situarse en la narración presente. Hay tres hilos conductores: un nuevo escriba nacido fuera de los muros de la cripta que da lugar a una nueva saga, el inminente fin del mundo anunciado en aquel momento de inmolación de los monjes que causa problemas y un nuevo envío de postales anunciando la fecha de la muerte a ciudadanos chinos residentes en EEUU que causa problema geopolíticos entre las dos potencias mundiales. Estamos en 2027 y Cooper fantasea con las nuevas tecnologías, la primacía de China y cierta acción de fuerzas de seguridad ultramodernas en criptas antiguas que siguen tradiciones milenarias. Es decir, estamos ante un thriller esotérico que usa el filón pseudo-religioso de monjes con conocimientos vedados a otros, como en este caso, la fecha de la muerte de un buen número de personas.
El libro ofrece pocos datos técnicos y unas caracterizaciones gruesas de los personajes, adereza todo con sensualidad, tema que explota en otras páginas, de modo incitante sin llegar a ser pornográfico ni erótico, pero manteniéndose en un nivel de bajo perfil. Las expresiones vulgares, los abundantes clichés con expresiones de libro de autoayuda, etc, llevan a que el libro presente escasa calidad literaria y caminos ya trillados. .
Eso sí, la novela tiene acción e intriga y, como en otros libros de la trilogía, se mezclan tres planos temporales: el siglo XIII, el de los escribas, el XVIII, que resulta artificioso y son como el “pasado histórico” que explica el presente futurista de 2027.

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