EL HIJO DEL LADRÓN

El protagonista de esta novela es un chico de once años, huérfano de madre desde su nacimiento, que vive con una familia de acogida debido a que cuando tenía cinco años su padre fue condenado a prisión. En el momento de iniciarse la acción, tras haber cumplido su condena, éste pide a su hijo que pase unas breves vacaciones con él, para que al menos puedan empezar a conocerse. Así se trasladan a Tenerife, donde el padre trabaja en un hotel como jardinero, oficio aprendido en la cárcel. Una vez allí, ambos viven una extraordinaria aventura buscando un tesoro que los guanches ocultaron cerca del Teide ante la llegada de los españoles peninsulares. La obra tiene una doble proyección argumental: la intriga referente al misterio encerrado en un antiguo pergamino que contiene la clave para hallar el lugar donde está escondido el tesoro, y la relación entre padre e hijo, donde las protestas de inocencia del primero tropiezan con las fundadas suspicacias del segundo. Ambas subtramas están bien combinadas para integrar situaciones ágiles engarzadas con seguridad técnica y verosimilitud secuencial. El estilo, sencillo y correcto, no incurre en excesos expresivos de índole sentimental para llegar a un desenlace satisfactorio, aunque no se resuelve el dilema del protagonista respecto a si volverá con sus padres de acogida o se quedará con su progenitor biológico, una vez que se asegura de que éste fue víctima de una acusación injusta.

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