EL HOMBRE DE BLANCO

Johnny Cash (1932-2003) es un personaje mítico de la música norteamericana. Cantante, compositor y guitarrista, tanto de música country como de rock and roll, gospel, blues y folk. Cash poseía un estilo marcadamente personal y una voz grave que ya es legendaria.
Quien era conocido como “el hombre de negro” por su forma habitual de vestir, terminó en 1986 una novela que llevaba años escribiendo y reescribiendo, al paso de sus propios vaivenes personales. El hombre de blanco es la historia de Pablo novelada por Cash que quiso ser fiel a lo sucedido en Palestina en el siglo I. Para ello se documentó con lecturas de historiadores de la época como Flavio Josefo, al que cita con frecuencia, y conversaciones con cristianos y judíos expertos en la historia del pueblo hebreo.
Se trata de un libro sorprendente. De un cantante con éxito de taquilla y condicionado por las drogas y el alcohol no se espera que escriba una novela sobre un santo. Pero cuadra con su modo de ser complejo y con su gusto por la provocación.
La historia de Saulo tiene para Cash el atractivo del cambio radical, que de otro modo también él atravesó. Un rotundo cambio de vida en que pasó de consumidor de anfetaminas a lector de la Biblia. “Nunca he tenido el privilegio de vivir una experiencia como la de Pablo camino de Damasco, pero en la noche de Navidad de 1985 tuve un sueño y una visión, y vi una luz que no era de esta tierra”, dijo el propio Cash.
En la introducción explica por qué lo ha escrito. “Cuando June y yo nos casamos en 1968, leíamos mucho. Nuestros gustos en cuanto a lectura tenían mucho en común. Yo acababa de dejar atrás siete años de adicción a las anfetaminas y otros medicamentos, años durante los cuales a veces me convertía en un ser abatido, incoherente, impredecible, autodestructivo y presa de intensos terrores.” Se ha dicho que quizá este prólogo sea lo mejor del libro, pero en cualquier caso vale la pena leerlo.

Carmen Juste