EL HOMENAJE

El Homenaje es un relato breve donde Andrea Camilleri (Agrigento, Sicilia, 1925) autor de la serie de novelas policiacas que protagoniza el comisario Salvo Montalbano, muestra su notable capacidad para captar en clave de humor negro, la peculiar mentalidad del pueblo siciliano.
La acción se sitúa a mediados de 1940, cuando Benito Mussolini acaba de firmar con Adolf Hitler el acuerdo para tomar parte en la Segunda Guerra Mundial. Las autoridades de la imaginaria localidad de Vigatá, escenario habitual en las novelas de Camilleri, celebran con gran aparato un acontecimiento que se supone devolverá a Italia el prestigio de gran potencia, dispuesta a dominar Europa tras la previsible derrota de los aliado franco-británicos. En una reunión de las fuerzas vivas del pueblo, se produce una airada discusión entre el disidente antifascista Ragusano y Manueli Persico, héroe local casi centenario, que encarna las más recias esencias del ideario fascista. Indignado por la osadía de su rival, Persico muere de un ataque al corazón, cuya responsabilidad atribuyen sus camaradas al odiado Ragusan que es acusado de homicidio y condenado a varios años de prisión. Manueli es considerado un mártir de la causa, el alcalde y sus concejales conceden una pensión a su bella y joven viuda, además de dedicarle una calle como víctima caída por sus ideas. Los problemas surgen cuando el historiador oficial, al redactar su biografía descubre turbios episodios en el pasado del fallecido. Según los datos disponibles, Manueli Persico, miembro en su juventud del Partido Socialista, se acercó al líder Mussolini para evitar la condena por haber asesinado a un militante del fascismo. Este hecho produce gran escándalo entre los gerifaltes que deciden ocultar la vergüenza de rendir homenaje al autor del crimen cometido contra un camarada de los primeros tiempos. Las reuniones para remediar el caso se suceden con variada suerte, ante el temor a que algún desaprensivo enemigo informe al Duce sobre el negro pasado del tal Persico y ellos fueran destituidos de sus cargos. Por otro lado, la viuda anuncia su firme propósito de no renunciar a la substanciosa pensión que le fue otorgada. Todas estas maniobras, dan lugar a escenas cómicas que reflejan los mismos vicios y defectos de la naturaleza humana repetidos con rasgos similares en las más variadas circunstancias. El tono de cómica ironía que Camilleri mantiene e a lo largo del relato evita plantear cuestiones de fondo sobre el ideario fascista, descritos solo como el marco donde transcurre un episodio que recuerda en ciertos aspectos el género del esperpento.

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