EL JUEGO SIGUE SIN MÍ

El juego sigue sin mí de Martin Casariego es una novela que narra la relación de amistad que surge entre un joven de diecinueve años y un adolescente de trece, cuyos padres le contratan para que imparta a su hijo clases particulares de refuerzo de matemáticas. Desde el principio, el profesor percibe que el chico es capaz de aprobar por sí mismo la asignatura y tan solo necesita motivación para tomarse en serio, no sólo los estudios sino su propia vida. Entre enero y junio, las clases tratarán más de ideas y sentimientos que de números y dejarán un recuerdo imborrable en la memoria de quien las recibe.
La obra, ganadora del Premio Café Gijón en 2014, entra de lleno en los esquemas clásicos de la novela de iniciación. La trama describe el proceso de transformación del protagonista desde una visión del mundo todavía con rasgos infantiles a descubrir en qué consiste crecer y madurar interiormente. Martín Casariego (Madrid, 1962) novelista y guionista de cine, refleja con realismo la forma de pensar de los adolescentes de comienzos del siglo XXI, sus inquietudes e intereses en lo que a música y películas se refiere, las relaciones con la familia y su forma de experimentar los comienzos de la atracción sexual. Los temas tratados a lo largo del relato son interesantes, aunque el autor no llega a profundizar hasta la raíz en la problemática sobre la que escribe. Las abundantes referencias metaliterarias, en especial referidas a la actitud del joven Werther, el suicida imaginado por Goethe, así como las frecuentes alusiones a canciones y grupos musicales famosos y algunas secuencias de impregnación erótica, configuran el ambiente que rodea a los personajes. Otras opciones alternativas que podrían despertar el interés de los adolescentes quedan ignoradas en esta panorámica, que se completa con una ingrata sorpresa final donde aparece involucrada la madre del protagonista. En definitiva, la obra, a falta de horizonte existencial y profundidad espiritual, queda reducida a un retrato de grupo, cuya caracterización posmoderna se puede considerar adscrita al pensamiento débil y a la permisividad moral. El estilo resulta un tanto desigual por su mezcla de lenguaje coloquial y afectadas elucubraciones pseudofilosóficas.

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